...and these superficial sighs

21/1/11

La muerte, los ideales, los deseos, el amor

   ¿Y con semejante título oso decir que este es un "blog de cosas pequeñas"? Evidentemente éstos son grandes temas... pero bueno, a veces me pongo en grandiosa y me da por hablar de cosas no tan simples y pequeñas. Ya sé que esto me pasa por no estudiar Filosofía, donde podría encauzar mis locos pensamientos, reflexiones, e hipótesis. Pero ya tengo el ejemplo de mi vieja, que de los veinte a los veintipico estudió Filosofía (un profesorado), se recibió, y después se dio cuenta de que había quedado "suspendida de los signos de pregunta" (sic, así lo cuenta ella en un escrito). Enseguida se metió a un curso de enfermería, y trabajó de enfermera unos años. Yo, por ahora, creo que no voy a ser enfermera, ni tampoco profe de filosofía, así que me lanzo a escribir, nomás. Lo gracioso es que no creo que nadie lea este post... pero bueno, lo escribo igual, para algo tengo un blog, ¿no?

   El otro día pensaba en ciertos escritores (hombres y mujeres) que sufrieron horriblemente. Pensaba que tal vez habrían sufrido aunque más no fuera un poquito menos si, además de admirar a Miguel de Cervantes, James Joyce, Katherine Mansfield y Arthur Rimbaud (por nombrar, un poco así al azar, a escritores que yo misma admiro mucho), hubieran admirado también (y con la misma intensidad) al Che Guevara, a Gandhi, o a Cristo. Tres personas súper diferentes, pero con algo en común: que lucharon por un ideal.

   Ellos son seres que también sufrieron terriblemente. Prácticamente no hicieron más que sufrir, pero tuvieron una fortaleza increíble (quizá porque cultivaron mucho su espíritu, esa fuerza sólo puede provenir del espíritu...) y nos demostraron que, además de sufrir, eran capaces de dar amor y paz, y recibieron, también, amor y paz. En menor medida en la que ellos entregaron... porque sus contemporáneos no supieron entenderlos (de todas formas, tuvieron en vida muchos seguidores fieles, y ni hablar después de su partida). Y habrán recibido, seguramente, todo ese amor que dieron, al trascender. Esto lo digo porque creo que después de esta vida, pasamos a otra vida que es plena virtud, paz... en fin, pura recompensa. Ojalá lo comprendiéramos enseguida siempre que alguien se nos va. Yo traté de hacerlo cuando fue así con mi abuelo, que falleció dos octubres atrás. Uno extraña mucho, es verdad, y más si es un pariente más cercano que un abuelo (padre, madre, hermanos, hijos), o un amigo... pero quizá no deberíamos extrañar tanto. Ese ser querido vive, de otra forma que nosotros aquí no conocemos bien, pero vive. La muerte como mejor la conocemos, esa dama oscura, en realidad creo que no existe. O, por lo menos, no triunfa. ¿Cómo podría morir lo amado? Sí, muere, y mueren los seres amados, y los perdemos, y es una pena inmensa. Esto es real. Pero, si fueron buena gente (y si uno los amó es porque fueron buena gente), aquí estarán por siempre, en el disfrute, y enviándonos su amor... porque también nos amaron, y eso perdura. Sí, yo creo en lo eterno, y no hay argumento que me convenza de que las cosas tienen un fin. Creo que cambian de forma y eso es todo. Los finales, son finales de una etapa...

   Cuando digo lo de buena gente, no me meto con que si son mala gente van al infierno, porque todo eso del cielo y el infierno es más complejo que el álgebra o el lenguaje... está lleno de vericuetos y reflexiones posibles. Pero sí es lógico que si uno vive sin ser brutalmente cruel con otros seres (quiero decir, sin hacer daño intencionalmente, porque a veces hacemos daño sin querer), y si uno desea, aunque le cueste concretar sus deseos o sea perezoso (quiero decir con esto que no es necesario ser Gandhi o el Che), si uno se conecta aunque sea un poquito con la esencia de la vida, sea como fuere... pues, sin duda, cuando se vaya de aquí de este mundo, irá a una vida de pleno disfrute, teniendo consigo al alcance los deseos realizados, todo eso que quiso, por fin. Y si sos un garca hijo de puta, como tantos genocidas, homicidas, o gente que no mató a nadie pero es malintencionada, pues bueno... no creo que disfruten mucho en la otra vida. Simplemente porque no veo posible que encuentren allá algo que ni siquiera intentaron cultivar. Pero bueno, quizá estoy desvariando ya...

   En cuanto al cristianismo, yo lo creo todo. Antes era desconfiada y no me iba mejor. Tuve mis épocas de ateísmo en las que sostenía: ¿cómo un hombre va a ser el hijo de Dios? ¿quién me certifica que los escritos sagrados no son una estafa, cómo sé que los apóstoles escribieron fielmente, cómo sé si existieron? ¿cómo es eso del ángel Gabriel, cómo esa mujer (la Virgen) tuvo un hijo sin haber tenido sexo? Todas esas preguntas típicas de todo agnóstico... y otras, ésas sobre la justicia divina... ¿cómo Dios permite que muera gente inocente, cómo Dios permite las catástrofes, o que la gente sufra y agonice?

   Después fui investigando para responderme estas preguntas. Y al comprender que Dios no tiene la culpa de nada de esto, me volví creyente, defraudando a todo intelectual ateo que me rodeara (y no digo agnóstico por motivos que, si me preguntan, dilucido). Entendí que, con fe, no hay duda que pese... y me di cuenta de que amar y pensar pueden ser compatibles, no es que una cosa te quite la otra.

   Ojo, igual no soy una católica recalcitrante, sólida y de derecha. Nada de eso. Es más, estoy interesada en más de una religión: el hinduísmo y el budismo me parecen dignos de atención y de respeto. Todas las religiones, en verdad, en tanto son manifestaciones de Dios... cada una tiene su visión interesante. Sólo que yo, en mi cunita occidental judeocristiana, crecí con el bautismo, la comunión, y demás. Por ende, cuando rezo acudo al Dios que yo conozco.

   En fin, han sido días de reflexión: enero, un mes tan suspensivo... Y pensaba que cuando se vaya mi viejo, para lo cual no falta mucho pues está viejito y con achaques, voy a saludarlo todo el tiempo. Cuando despierte y cuando me duerma, ya lo sé... y durante el día, claro. Voy a hablar con él, seguramente, y eso no significa que vaya a estar loca, sino que voy a estar abierta a otras cosas, a otras maneras de conexión. Sé que, de todos modos, más de uno me enviaría al Moyano si lee este post. Pero ¿y a mí qué?

   Situación parecida se da cuando recordamos a mi abuelo y mi hermana se pone a llorar. Suelo decirle: Tranquila, el abuelo está, no se fue a ningún sitio demasiado lejos. Va a estar acá muy cerca, cuando quieras que lo esté. Hablale, que él te escucha. Vive. Sólo que en otra dimensión.

5 comentarios:

  1. Si uno no puede filosofar en su propio blog, entonces que nos queda!, y entre la filosofia de bares y una carrera de filosofía prefiero, por lejos, la primera (se que esto no es un bar, pero espero que se entienda a idea).

    Respecto a un tema, no te puedo decir nada porque no creo en nada, ni en dios ni en vida después de la muerte ni nada, pero entiendo la fe en eso y por eso prefiero callar.

    Respecto a las luchas, pese a que no creo en dios ni vidas después de la muerte, creo fielmente en las luchas humanas y creo justamente por eso, porque si hay un momento para ser feliz es este, durante la vida y no después de la muerte. Pero la felicidad no es completa si es sólo mia, la felicidad será real cuando cuando todos tengan acceso a la felicidad, lo cual es obviamente una utopia, pero vale la pena luchar por ella, no por una recompensa, sino por lograr una felicidad de la humanidad, en conjunto, durante la vida.

    A todo esto, justo puse una cita sobre la muerte y la filosofía en mi blog.

    ResponderEliminar
  2. Tan bueno saber que existen otras dimensiones. Dimensionar, quiero decir.
    Las personas y tb los animales que amamos, los amamos por siempre. Están en la carnosidad del corazón, que sólo deja de latir cuando pasamos a otro plano, y están en cada gesto y nueva comprensión del universo: esa ampliación de la mirada del que discurre ( no así del que transcurre ) en Amor y en Evolución.

    ResponderEliminar
  3. Pachi, yo también voto por la filosofía de bares, pero a veces me salgo de lo bohemio y quiero entrar en lo científico, cómo explicarlo. Igual insisto en que ya veo cómo le fue a mi mamá con eso... cuenta siempre que se cansó de pensar en abstracto, y por eso se metió de enfermera, que es algo tan práctico. Me pasó un poco lo mismo cuando elegí ser clown...

    En cuanto a vidas y otras vidas, siempre me asombró muchísimo que unos crean y otros no. Es asombroso e inexplicable. A veces me parece muy acotado no creer, y lo digo habiendo pasado también por esa instancia. Pero yo callo, también.

    Ahora me paso por tu blog a leer esa cita!

    ---

    Greis, toda poeta cotidiana, usted. Lo diré siempre. Igual te confieso que la palabra Evolución me da un poco de risa. Una risa respetuosa pero aniñada.

    Besos. Y me encantó tu pomito de pintura azul.

    ResponderEliminar
  4. Yo tenía un blog que hablaba con Dios, creo que nunca lo entendí (A dios...al blog tampoco)

    ResponderEliminar
  5. Me suena que alguna vez yo leí ese blog. Pero tenés tantos, Gus, que no estoy segura. ¿O era el de los poemasturbadores? Tus poemasturbadores ¿hablaban con Dios? Vos me dirás, yo ya estoy confundida ;)

    ResponderEliminar